Un grupo de 35 estudiantes de 4° medio y cuatro adultos, de la comunidad escolar del colegio San Mateo de la Compañía de Jesús aceptaron el regalo que Dios les ofreció: su propio Espíritu.

En esta importante cita, estos ignacianos e ignacianas expresaron, frente a sus padres, amigos y ante toda la Iglesia, su firme propósito de comprometerse y de ser testigos del Señor, para así trabajar en la construcción de un mundo más justo y más humano.

La celebración fue presidida por el administrador apostólico Monseñor Jorge Concha. De igual manera, se encontraba el padre Nelson Peña acompañando la misa.

Los confirmados y confirmadas renovaron sus promesas bautismales, es decir, su deseo de hacer frente a los poderes de este mundo y abrazar la bandera de Cristo.

Seguidamente, acogieron el don del Espíritu Santo y renovaron la fe que sus padres y padrinos profesaron el día del bautismo. El Monseñor Jorge Concha, al imponer las manos sobre los confirmados, repitió el gesto que los apóstoles usaron como signo de gracia y de don del Espíritu Santo. Con esto se confirmó en ellos y ellas la eficaz permanencia del Espíritu en sus vidas y así, repitieron junto a San Pablo: “Ya no vivo yo, es Cristo que vive en mí”.

La unción con el Santo Crisma en forma de cruz sobre la frente de los confirmados es el signo esencial, junto con la imposición de las manos, de la Confirmación. La Unción con óleo está asociada con las Sagradas Escrituras a la idea de fortalecernos en nuestras debilidades, especialmente cuando nos vemos enfrentados a una lucha o una misión. En este momento, los asistentes acompañaron a los confirmados en oración y canto.

Al finalizar tan importante evento en la vida cristiana, los presentes aplaudieron y abrazaron con alegría y orgullo a los confirmados y confirmadas en la fe de Cristo.