Hoy estamos invitados por nuestro amigo Jesús a compartir una comida, pero será especial, quiere enseñarnos a compartir la vida, pero como si uno fuese la comida para los demás. Jesús nos plantea hoy algo más una simple analogía, nos plantea un modo de seguimiento de su proyecto de vida, nos quiere plantear una nueva lógica.
 
Preguntémonos, especialmente quienes hemos realizado el sacramento de la eucaristía ¿de qué maneras puedo ser como el alimento para los demás? ¿en qué momentos he nutrido la vida de los demás?
 
En la cena de aquél entonces, Judas no logró renunciar a la lógica del poder que promovía la «venta de la vida» y eso lo llevó a no aceptar la radicalidad de la propuesta novedosa de Jesús de Nazaret. En él está simbolizada la humanidad entera que llama calidad de vida al poder y el tener, gastando allí su mejores esfuerzos. Nosotros como Iglesia cuando no somos claros ni decididos en romper con la lógica social de la acumulación, impedimos a la comunidad entrar en la nueva lógica o la anti-lógica de nuestro Maestro, Jesús, no nos hacemos comida para quien sufre hambre. 
 
La violencia contra Jesús no impidió que él utilice su imaginación, en esta cena santa, para recrear ese acto de deshumanización que el egoísmo humano le imponía. Jesús entrega su vida, la ofrece, la dona como propuesta de ruptura con la violencia del mundo. La egoísta lógica del mundo del mundo buscará su muerte, pero él rompe esta cadena con un acto contundente: una comida con sus amigos más cercanos e íntimos, donde dona su vida y nos invita a donarla. 
 
Amigas y amigos, estamos invitados a romper con toda lógica que atenta contra la dignidad del ser humano, amado profundamente por el Padre. Podemos aprender de Jesús, que supo ordenar su vida con una nueva lógica que le permite entregar su propia vida.
 
Un abrazo en el Señor de la Vida. 
Mateo 26,14-25