El Pontífice participa, a través de un mensaje en vídeo, en la iniciativa de oración virtual ‘Peregrinos con Ignacio’, promovida por los jesuitas

El papa Francisco se ha metido de lleno en las celebraciones del Año Ignaciano y se ha sumado, a través de un mensaje en vídeo, a la iniciativa virtual “Peregrinos con Ignacio” este domingo, 23 de mayo. El pontífice, en su mensaje en español, deseó que “que todos los que se inspiran en Ignacio y en la espiritualidad ignaciana puedan vivir realmente este año como una experiencia de conversión”.

El pontífice recuerda que hace 500 años, en Pamplona el santo vivió un momento determinante con su propia conversión. “Todoslos sueños mundanos de Ignacio se hicieron añicos en un momento. La bala de cañón, que le hirió, cambió el curso de su vida, y el curso del mundo”, relató. Para el Papa, “las cosas aparentemente pequeñas pueden ser importantes. Esa bala de cañón también significó que Ignacio fracasó en los sueños que él tenía para su vida. Pero Dios tenía un sueño más grande para él” el de “ayudar a las almas. Era un sueño de redención, un sueño de salir al mundo entero, acompañado de Jesús, humilde y pobre”, apuntó.

Para Francisco, Ignacio “durante toda su vida se convirtió, día a día, y esto qué significa: que durante toda su vida puso a Cristo en el centro. Y lo hizo a través del discernimiento”. Este “no consiste en acertar siempre desde el principio, sino en navegar, en tener una brújula para poder emprender el camino que tiene muchas curvas y vueltas, pero dejarse guiar siempre por el Espíritu Santo, que nos va conduciendo al encuentro con el Señor”.

Un camino por delante
Bergoglio ha invitado a dejarse interpelar por las personas y las situaciones de la vida. “Seamos postes indicadores para los demás, también nosotros mostrando el camino de Dios. La conversión se hace siempre en diálogo, en diálogo con Dios, en diálogo con los demás, en diálogo con el mundo”, exhortó.

“Rezo para que muchos otros lleguen a descubrir la riqueza de esta espiritualidad que Dios dio a Ignacio”, deseó finalmente el Papa. Además, deseó a los participantes que “este año sea realmente una inspiración para ir al mundo a ayudar a las almas, viendo todas las cosas nuevas en Cristo. Y también una inspiración para dejarnos ayudar. Ninguno se salva solo: o nos salvamos en comunidad o no nos salvamos”. Y concluyó: “Ninguno le enseña al otro el camino, sólo Jesús nos enseñó el camino. Nosotros nos ayudamos a encontrar y a seguir este camino mutuamente”.

Fuente: Vida Nueva Digital España