La comunidad sanmateína se reunió durante el Miércoles de ceniza en la capilla para iniciar el tiempo de Cuaresma y la preparación para conmemorar la Pascua. El mensaje central de la misa, por parte del padre Nelson Peña, estuvo enfocado en que «hemos descuidado a las personas más frágiles, más débiles como los niños y ancianos, todo esto representa una herida en el Señor. Hemos pecado con la discriminación y cuando hacemos daño al hermano y a la hermana herimos al Señor. En este tiempo de cuaresma es momento de hacer nuestro propio examen de conciencia y hacernos la siguiente pregunta: ¿A quién le he hecho daño, a quien no le hecho el bien?… Es tiempo de mirar a la gracia de la conversión profunda, no de las apariencias sino desde el corazón. No debemos vivir centrados en nosotros mismos sino en relación a los demás. En este mundo estamos invitados a construir un reino, a que la muerte no nos gane porque cuando la vida triunfa, es Jesús quien gana».

Conviértete y cree en el Evangelio

Son las palabras que acompañaron a los presentes en la imposición de las cenizas. «Vamos a pedirle al Señor que nos podamos convertir como iglesia y seamos sensibles a los dolores de los demás y retomar el Evangelio. Pedirle que como sociedad no tengamos corazones duros e indiferentes sino abiertos y dispuestos a servir a los demás, para que todos seamos signos de esperanza, y así construyamos el reino de Dios, reconociendo que he sido llamado por mi nombre para construir el reino», expresó el padre durante el eucaristía.

La cuaresma del latín “quadragésima” es el cuadragésimo día antes de la pascua. Son 40 días de preparación para la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados, y de cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.

No es un tiempo triste, sino más bien meditativo y recogido. Es, por excelencia, el tiempo de conversión y penitencia del año litúrgico. En estas fechas algunos fieles guardan ayuno. Emulando a Jesús cuando estaba en el desierto, justo antes de su vida pública. Como consecuencia son unos días de preparación, purificación, reflexión y conversión espiritual.